sábado, 5 de marzo de 2011

-.Con Un Tracker A La Rastra.-

¿Y ahora?, ¿Cómo empiezo el relato?, o ¿por dónde?, ¿les cuento de la bronca que tengo en este momento porque me han dejado sin internet los genios de Telecom y seguro que hasta el miércoles o jueves quedará así? Hasta hoy a la mañana tenía internet, el teléfono no funcionaba pero como prácticamente no lo utilizo no me importaba, había hecho igual el reclamo, hoy a medio día, cuando estaba en una playita en el río Gualeguaychú, me llaman diciéndome que habían reparado el teléfono, que si había alguien en casa lo irían a probar, como yo no estaba y mi hija mayor estaba durmiendo, (………………..) les tuve que decir que no había nadie, le comenté igual que lo que me interesaba era internet y eso funcionaba, a lo que el gaucho que me llamó me contestó que internet también estaba bien, pero que antes de que él lo arreglara no andaba bien.

¡¡¡Mejor dejamos eso!!!

Hoy salí tarde, como a las diez y media recién llegue al agua, pero no importaba, la idea era de remar un rato, hacer un poco de río. Si bien me desperté como a las cinco, decidí por unanimidad que debía seguir durmiendo otro rato, así que le di hasta las nueve, recién ahí despegué.

Tome aguas abajo del Gualeguaychú, me iba a ir hasta la playita de Las Rayas en el Uruguay, pero como le presté al Cabezón la batería del Handy para la travesía, no quería cruzar por el destacamento Boca de PNA sin Handy, así que decidí quedarme por acá. Por momentos navegando a la deriva, por momentos remando suave, siempre cerca de las costas.

Al llegar a la curva que está aguas arriba de lo que se llama Cancha Del Este veo una playa a margen derecha y me dirijo hacia ella, tenía ganas de tomar unos mates, así que me instalé ahí, bajo la sombra de unos árboles y un oreja de negro muy bonito que hay. Bajé el banquito, equipo de mate y me quedé mirando el río como forma olas con el viento este en esa cancha.

Me llamó el guacho de Telecom y un rato después veo aparecer desde aguas abajo dos yates muy grandes para lo que se ve en esta zona, ahí nomas tomé la cámara fotográfica y los empecé a fotografiar, eran dos barcos iguales y venían acelerando uno delante del otro. Desde aguas arriba venía una lancha chica, de las que llamamos lanchas rápidas, se encontrarían en la curva…… los yates se desplazaban a buena velocidad levantando una ola importante, al verlos los que iban en la lancha se tiraron a babor y detuvieron su marcha, los yates doblaron y también disminuyeron su velocidad, pero ya era tarde, le dieron tremenda sacudida a la lancha que siguió derecho luego que estas bestias pasaron y se detuvieron en una playita cerca de la que estaba yo.

A mi pobre kayak lo levantaron las olas y alcancé a sostenerlo, igualmente quedó a más de un metro del lugar en el que estaba, (sobre tierra a salvo de las olas normales de las lanchas que pasaban). Pensaba, mira si hubiese embarcado antes de que estos bestias pasaran, me metían entre los árboles de la costa. Nunca había visto olas tan grandes en el Gualeguaychú, tenían más de un metro de altura.

Los pibes de la lancha rápida, (seguramente después del cambio de pañales) siguieron viaje.

Yo, un rato después decidí retornar sin apuro a la ciudad, me vine haciendo algunos apoyos y otras técnicas hasta llegar a “Mi instructor” donde, previo dejar la riñonera colgada de un árbol con la cámara, la radio y otras cosas que no se deben mojar, me puse a volcar al Markopolo y recuperarlo con la cadera. No me resulta fácil recuperarlo una vez que pasó el punto en el que se vuelca y se te viene encima, noto que debo hacer mucha fuerza sobre el riel del que estoy tomado para volverlo a poner boca arriba, pero bueno, ya saldrá. Una de las cosas que me llevaban a la playita de las rayas es la de practicarlo en una zona playa con arena, lo que te permite salir con una ayudita del fondo sin tener que abandonar el bote si el roll no sale.

Luego de hacer unas cuantas rotaciones del kayak metiendo mi cuerpo en el agua, tomé rumbo a la ciudad.

Al llegar veo los dos yates amarrados en el muelle, y un semirrígido de PNA que escoltaba una carrera de natación a la vuelta de la isla, de ahí en más me fui despacio acompañando a los nadadores hasta llegar a la zona de Papaya, ahí andaban unos cuatro o cinco Optimis navegando pero con una tripulación demasiado joven, una nena que estimo apenas tendría cinco años no lograba controlar su embarcación y lo dramático del caso era que se cruzaba frente a una lancha de pasajeros, tipo a las colectivas del delta, que se dedica a pasear turistas. Por suerte que la lancha circulaba a muy baja velocidad y un gomón de apoyo luego de dos intentos logró retener el bote de la chiquita y dar paso a la lancha. Otro de los pequeños veleros se iba contra los nadadores, pero por suerte logró controlarlo su “mini capitán” y salió todo bien.

Pasé frente a Papaya y seguí rumbo a la rampa que está junto al puente Méndez Casariego que fue desde donde zarpé. Al pasar bajo el puente, unos metros antes de la rampa me lo encuentro a Hermann Feldkan, (El Agua Manda) en un tracker que utilizan para pasear turistas por el río. Sin motor a varios metros de la costa. Me acerco y le ofrezco ayuda, primero lo acerqué a la costa y lo amarré a un tronco de árbol que había, luego le pregunto qué quería hacer y qué podía hacer yo por él, me pide que vaya hasta Papaya y le pida a Cucho Rivas que se venga en un kayak con un par de remos para llevar remando el tracker. Me fui hasta Papaya y le comento a Cucho lo sucedido y le pido un par de remos, le digo que se quede el pues yo se los llevaba ya que iba hacia ahí, al llegar le doy los remos, uno era una pala doble de kayak y el otro un remo tipo canoa pero muy cortito, le desato la amarra y la ato a los cabos de vida de mi kayak, mi intensión era la de tirándolos guiarlos, pues salvo Hermann, los otros ocupantes del barco, que eran como seis mas, no tenían ni idea de remar y menos un tracker de unos cinco o seis metros. De ahí en más seguí remando suave pero a “pala llena” bien firme para que el barco marchase, como até el cabo a uno de los costados de mi kayak, este se iba de rumbo por lo que debí bajar el timón y ahí si llevarlo por donde debía, de atrás Hermann me gritaba, “Yuyo, Pa´donde vas? Mira que no tengo control del rumbo”, jajajaj así recorrimos unos 500 metros hasta que apareció una moto de agua de PNA y se hicieron cargo ellos del remolque.

Mierda que es pesado ese bicho pa´ llevarlo a la rastra, igualmente el GPS me marcaba 4 km/h.

Parece mentira, pasaron varias lanchas rápidas a baja velocidad y un par de motos de agua, no hubo una que se detuviera a preguntar, locos, ¿los ayudo?, minga, hacían olas para dificultar mi tarea, pero no tuvieron suerte.

De ahí, una vez que eran remolcados por PNA yo pegué la vuelta y me fui rumbo a mi puerto, cargue el kayak y a casa.

Estuvo bueno y es lindo ser útil en algo, aunque sea tan limitado el poder de ayuda que uno puede tener sobre un kayak para estas cosas, aunque pensaba llegar con el barco a la rastra, me faltaban unos 500 metros más, pero no importaba porque el esfuerzo que hacía era controlado, no a lo loco.

Hermann y todos los demás tripulantes me daban las gracias, desde ya que los saludé y les dije él: por nada, de rigor, pero para mí pensaba, gracias a ustedes que me han permitido ser útil y tender una mano en el río, aunque fuese una sonsera.

Así terminó mí sábado de remo, llegando a casa y enterándome que NOOOOOOOOOOOOOO TENGOOOOOOOOOOOO INTERNEEEEEEEEEEEEEEEEEEETTTTTTTTTTTTTTTTTTTT!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!





Bajé el timón para comprobar su funcionamiento


Sobre la isla Martin Chico se han atracado algunos árboles
Algunos buenos señores de un club de nuestra ciudad que "antiguamente pescaba" propusieron dinamitarla para que no les entorpeciera el paso a la regata que anualmente realizan.
¿¿¿¿Les digo lo que pienso????
¡¡¡¡Mejor no!!!!





Vista aguas abajo de mi campamento "matero"


Vista aguas arriba del campamento


Mi kayak antes del paso de los yates


Hormiga nega sin abdomen, iba y venía por la arena


Aparecen los yates en la curva


Aumentan su velcidad, venían uno detras del otro, a muy poca distancia entre ellos y aumentando la velocidad


En plena curva se encuentran con la lancha, ahí vajaron un poco la velocidad pero las olas eran enormes
Temí que sucediera un accidente, es muy raro encontrar naves tan grandes y a alta velocidad





Olas muy grandes provocadas por los yates que cruzaron a una velocidad bastante alta



Esa es la lancha que se encontró en plena curva a los dos monstruos, siguió creo que sin motor hasta la costa aguas arriba de donde estaba yo


Después del paso de los dos yates acá quedó mi kayak, por suerte pude detenerlo, de lo contrario hubiese terminado más lejos





Los dos yates amarrados en puerto, estos fueron los que pasaron a gran velocidad junto a mi campamento

PNA controlando al grupo de nadadores que competían alrededor de la isla


Llegando a la isla Libertad


Esa otra embarcación se iba con muy poco control sobre los nadadores que disputaban una competencia


La lancha de pasajeros tratando de no envestir al optimist que era navegado por una nena muy pequeña la que no sabía cómo navegar


Luego de ser asistida por la embarcación de apoyo, la lancha logra continuar su viaje


El Optimist N° 8, navegado por una niña muy pequeñita, no lograba controlar la nave y debió ser asistida por la embarcación de apoyo para que la lancha de pasajeros pudiese cruzar. Creo que no es un buen día el elegido para la práctica de esta actividad por pibes tan chicos que aun no tienen un buen control de la embarcación. Cuidado con los accidentes, andan muchos pelotudos sueltos estos días con lanchas rápidas y motos de agua.


El barco amarrado en el club Náutico y que se hundió mientras estaba siendo reparado, está siendo devorado por el río. Nadie hace nada para sacarlo y evitar así la contaminación y que queden los restos del naufragio por décadas


domingo, 27 de febrero de 2011

.-Por el Gualeguaychú planchado y con bruma-.

Con la sorpresa de levantarme, encender la computadora y encontrarme que no tengo internet, ni teléfono. Hoy domingo rajé buscando un Wi-FI. Esto de encender la PC antes que las neuronas ya es adictivo, las neuronas no importa, pero cuando no hay PC o como en este caso, internet……. Que calentura chamigo, ¡¡¡y ahora quien sabe hasta cuándo no voy a tener!!!, Ufaaaaaaaaaaaaaaa………….

Una terapia complementaria al kayakismo es hacer esto, escribir algo de lo que vi e hice cuando estuve en el agua, y cuando no puedo hacerlo es como que quedo “medio loco” “la cura fue parcial”, no alcanzo el tratamiento y por suerte no vienen “píldoras de kayakismo en el río” para cubrir el déficit.

Así que acá estoy, en lugar ajeno, con mi PC contando lo que viví ayer. Está lleno de ruidos y aromas distintos a los de mi cueva pero igual se adapta.

Ayer sábado, a las cinco de la mañana estaba levantado, preparé el mate, todo lo que llevaría en mi paseo por el río y lo cargué en el auto, cargué el “Fatiga” y salí rumbo a la panadería a buscar galletas para llevar.

A las siete menos cuarto estaba en el agua, habiendo zarpado de la playita del parque Unzué, me dirigía aguas abajo.

Lo primero que hice fue mirar la corriente, con las lluvias el Gualeguaychú está algo crecido y corre, al ver que lo hace muy suave continué con mi viaje. De haber habido corriente mas fuerte tenía pensado tomar aguas arriba para que al regresar, ya cansado, el agua me trajera, pero estaba bien así.

El destino no lo tenía, iba aguas abajo pero no sabía hasta donde, podía ser “La playita de las rayas” sobre el río Uruguay o quedarme en el Gualeguaychú.

Una vez que estaba en viaje decidí entrar en el arroyo Venerato, pero como de pasada me queda el arroyo La Capilla, decidí recorrerlo primero.

Sobre el río había una bruma, niebla o no sé cómo se llama, pero estaba espectacular, recién aclaraba, el sol apenas asomaba y yo ya estaba navegando. Prometía un día hermoso aunque un poco fresco para detenerme en “mi entrenador de roll”, según la radio, la temperatura era de 15 °C no estaba para andar a los zambullones, pero estaba espectacular para remar.

Al pasar por el frigorífico, luego de la guardería se comenzó a sentir el aroma a las lagunas sanitarias, no sé si es impericia o qué, pero están siendo mal manejadas y cuando llueve sale mucha materia fecal sin la correspondiente oxidación al río, una lástima, puede ser que los señores que nos gobiernan a nivel ciudad, ahora que ya se terminan las vacaciones tomen una decisión al respecto.

Pasado este desagradable tramo, seguí rumbo sur, (más o menos) aguas abajo. El sol alumbraba con mucha intensidad, y como recién aparecía, me daba directo a la cara, por lo que debí buscar el reparo de los árboles.

Se notaba un nivel de las aguas un poquito más elevado que lo normal de estas últimas semanas, las playitas habían desaparecido, los sarandíes se apoyaban sobre el agua. Sobre la superficie se notaba gran actividad de peces y en los árboles las aves iban y venían.

Al llegar al arroyo La Capilla ingresé en el, como siempre, hermoso y distinto, un millón de verdes, aves, agua limpia con un suave color a tanino y la superficie un espejo. Me fui hasta el fondo, hasta donde se cierra la vegetación sobre el agua, un poquito antes, pues estando más bajo se puede recorrer unos metros más, pero no valía la pena ir peleando con las cientos de arañitas que tejen sus telas en las ramas que están sobre el agua, y a las cuales hay que atravesar. En un determinado momento se me cayó una sobre el cubre cockpit, de otra especie, esas chatas muy desagradables y de unos cinco cm de diámetro, ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡aaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!, quedó a un costado de las cosas que iban sobre cubierta, empecé a tirar manotazos para que cayera al agua sin voltear lo demás, se metió debajo del aro del kayak y dejé de verla, mas desesperación, sabía que estaba pero no la veía, empecé a pasar el dedo por debajo del aro, de atrás hacia delante, de forma veloz, no quería que me pique y menos que se me suba a la mano. Ahí regresó a la parte superior del cubre y en un manotazo la tiré al agua. Creo que es a uno de los pocos bichos que le tengo real repulsión, a las víboras las agarro con las manos, no tengo problema, pero a las arañas, por chica que sea, no. Por suerte que iba con el cubre puesto, si se cae adentro del kayak me tiro al agua……… jajaajaj

Quedé admirado con la cantidad enorme de especies de árboles y enredaderas que conviven en las costas de estos arroyos, se que solo es una franja ya que el hombre lo destruye para sembrar, pero aunque sea solo una franja, cuanta vida hay en ella, que lástima que se destruya tanto sabiendo que se quita hábitat a muchas especies.

Luego de recorrer este arroyo, regresé al Gualeguaychú y seguí aguas abajo buscando la desembocadura del Venerato que está a unos mil metros de ahí, pasando El Corte y en la vereda de enfrente, sobre margen derecha.

Al llegar en la desembocadura, encuentro a una lancha con pescadores a los que saludo y sigo.

Dicen que este es el arroyo más bello de la zona, no sé si es así o no, pero que al ingresar en el se siente algo especial es cierto, su selva costera en por momentos impenetrable, muchísimas especies de árboles, enredaderas y pastos conviven sobre sus costas de tierra negra. Se mezclan los grandes árboles con especies más pequeñas, todo envuelto en enredaderas florecidas. Acá el hombre ha perdonado un poco, solo un poco más al monte, por lo que es más profundo y da resguardo a especies de animales más frágiles.

Seguí aguas arriba del Venerato, inundado de canto de aves y sonidos del monte. La actividad humana se redujo a un par de botes con pescadores, el resto del arroyo era todo mío.

Al llegar a las canteras de broza que están casi al fondo decido hacer el recorrido ingresando sobre margen izquierda a una cava que fue cantera, pero como siempre digo, nunca está igual, me encuentro con la sorpresa de que han abierto un canal hasta otra cava que está más adentro y que hasta hace poco no se podía llegar por agua. Inmediatamente ingresé en ella. Altas paredes de broza formaban parte de sus costas, se notan aun las huellas de las uñas de las escavadoras que estuvieron trabajando en ella, una cascadita de agua, un par de pequeñas islas en el centro y el ruido de un motor estacionario que no veía.

Me dirigí a la barranca con la cascada y luego al lugar desde donde venía el ruido del motor, al llegar veo que se trata de una bomba de agua para alimentar una arrocera, había un acoplado con combustible y alguna otra cosa más, pero no gente. Di la vuelta, tomé un pequeño video y regresé al lugar por donde había ingresado, tomé aguas arriba nuevamente y llegué al fondo de lo navegable, pero un poco antes escucho otro motor y veo en el agua las manchas de gas oil acompañado del olor característico. Doscientos metros antes de que el arroyo se cierre encuentro un tractor al que le acoplaron una bomba de agua y lo han metido en una zanja artificial que da al arroyo, este es el señor que está tirando combustible al agua.

Junto al tractor hay un campamento con una casa rodante que pertenece a unos fabricantes de jugos y gaseosas de nuestra ciudad, y o sorpresa, es en el mismo campo en el que han tirado una gran cantidad de chatarra al arroyo, hierros retorcidos, alambres, camas viejas, sillas, etc., etc.

Retorné aguas abajo y a las doce de medio día estaba desembarcando por primera vez desde las siete menos cuarto en que había zarpado, tenía todo acalambrado, sobre todo el amigo de allá abajo.

El lugar de desembarco fue el campamento que hay y que siempre visitamos, es un lugar de pescadores o cazadores o ambos, en el que hay de todo un poco, desde parrilla hasta un anafe sin las hornallas, sillas, mesa, etc. Ahí almorcé y seguí viaje, me detuve solo un ratito en ese lugar y no sé si fue eso o el paté que me cayó mal, de ahí en más no viajé del todo bien, sentía un malestar, algo me hizo mal y solo comí unas ciruelas, un durazno, una banana y una lata de paté con galletas. No se asusten, siempre como así, como una bestia, jajajj.

Hice la bajada del Venerato y al llegar al Gualeguaychú tomé aguas arriba, hasta la desembocadura del arroyo La Capilla, unos metros antes hay una pequeña playa de arena en la que desembarqué y preparé unos mates, ahí si me detuve un rato sentado a la sombra de los sauces, tomé mate y recuperé energías para remontar el Gualeguaychú cuyas aguas bajaban.

Llegué a puerto y a las cuatro de la tarde estaba en mi auto rumbo a casa.

Fue un buen viaje, más allá de ese malestar, de la mierda que tiran al río en mi ciudad y del gas oil que tira este gaucho, conciudadano, estuvo muy bueno. Los dos arroyos bellísimos y la bruma sobre el río planchado, hermosa.

Fueron 38,7 km y 8 horas y 58 minutos de viaje.

Hoy probé la pala desarmable Matrix, en realidad la idea es que sea una pala auxiliar, pero resultó ser muy cómoda, es agradable su manejo y tiene muy buen apoyo, se logra una buena velocidad para la frecuencia de paleo que tengo, más allá de ser de menor superficie que la Weir multipropósito.



Al llegar al parque Unzué aun no había aclarado, lo hizo mientras preparaba todo para salir












Río Gualeguaychú, llegando al arroyo Del Cura, intenso olor y el agua sucia, ¿están tirando nuevamente la materia fecal al río sin haber completado el tratamiento?
Vean las manchas sobre la superfície. No me digan que es aceite de las lanchas porque no viene aún con olor a "mierda"





Entrando al arroyo La Capilla


El agua parece un espejo


Un millón de verdes y todos los sonidos del monte






Siempre tiene que aparecer una mancha, lo que se ve al fondo es un bidón de lo que ha sido algún agroquímico


Hasta acá pude llegar, ya no es simple abanzar por la vegetación


Mi pala Matrix desarmable, muy buen desempeño.
El agua tiene un color rojizo por el tanino







Esta es la playa que está justo antes de llegar a la única casa que hay sobre la costa del arroyo


El campamento de pescadores y/o cazadores, es un buen sitio para desembarcar pues el lecho es de broza y hay buena sombra



Descubriendo una nueva entrada, esto no existía, es una entrada a la cantera que estaba cerrada, seguramente se abrió para alimentar la cava pues de ella se está extrayendo agua para una arrocera


Ingresando a la cava, es muy lindo lugar, rodeado de barrancas de broza


Las costas de la cava, se notan las cicatrices de las heridas causadas por la excavadora



Dos pequeñas islas de broza






La pequeña cascada


Retornando a la primer cava, la que ya conocía


El campameto de la segunda bomba de agua, está sobre la otra márgen y aguas arriba de las cavas


El tractor metido en una zanja artificial, construida para que la bomba quede en el agua del arroyo


Gas Oil en el agua, se puede sentir el olor al combustible


El campamento, lugar que siempre visitamos y cada vez que lo hacemos encontramos novedades en el



Acá, en esta playita aguas abajo del arroyo La Capilla, preparé el mate y me senté a recuperar energías para recorrer el último tramo


Junto a ese árbol alto que se ve en el centro de la foto pasa el arroyo La Capilla


Esto se ve desde arriba de esta costa, hay un campo sembrado con maíz o algo similar, no sé bien porque está lejos y no se alcanza a distinguir