¿Y ahora?, ¿Cómo empiezo el relato?, o ¿por dónde?, ¿les cuento de la bronca que tengo en este momento porque me han dejado sin internet los genios de Telecom y seguro que hasta el miércoles o jueves quedará así? Hasta hoy a la mañana tenía internet, el teléfono no funcionaba pero como prácticamente no lo utilizo no me importaba, había hecho igual el reclamo, hoy a medio día, cuando estaba en una playita en el río Gualeguaychú, me llaman diciéndome que habían reparado el teléfono, que si había alguien en casa lo irían a probar, como yo no estaba y mi hija mayor estaba durmiendo, (………………..) les tuve que decir que no había nadie, le comenté igual que lo que me interesaba era internet y eso funcionaba, a lo que el gaucho que me llamó me contestó que internet también estaba bien, pero que antes de que él lo arreglara no andaba bien.
¡¡¡Mejor dejamos eso!!!
Hoy salí tarde, como a las diez y media recién llegue al agua, pero no importaba, la idea era de remar un rato, hacer un poco de río. Si bien me desperté como a las cinco, decidí por unanimidad que debía seguir durmiendo otro rato, así que le di hasta las nueve, recién ahí despegué.
Tome aguas abajo del Gualeguaychú, me iba a ir hasta la playita de Las Rayas en el Uruguay, pero como le presté al Cabezón la batería del Handy para la travesía, no quería cruzar por el destacamento Boca de PNA sin Handy, así que decidí quedarme por acá. Por momentos navegando a la deriva, por momentos remando suave, siempre cerca de las costas.
Al llegar a la curva que está aguas arriba de lo que se llama Cancha Del Este veo una playa a margen derecha y me dirijo hacia ella, tenía ganas de tomar unos mates, así que me instalé ahí, bajo la sombra de unos árboles y un oreja de negro muy bonito que hay. Bajé el banquito, equipo de mate y me quedé mirando el río como forma olas con el viento este en esa cancha.
Me llamó el guacho de Telecom y un rato después veo aparecer desde aguas abajo dos yates muy grandes para lo que se ve en esta zona, ahí nomas tomé la cámara fotográfica y los empecé a fotografiar, eran dos barcos iguales y venían acelerando uno delante del otro. Desde aguas arriba venía una lancha chica, de las que llamamos lanchas rápidas, se encontrarían en la curva…… los yates se desplazaban a buena velocidad levantando una ola importante, al verlos los que iban en la lancha se tiraron a babor y detuvieron su marcha, los yates doblaron y también disminuyeron su velocidad, pero ya era tarde, le dieron tremenda sacudida a la lancha que siguió derecho luego que estas bestias pasaron y se detuvieron en una playita cerca de la que estaba yo.
A mi pobre kayak lo levantaron las olas y alcancé a sostenerlo, igualmente quedó a más de un metro del lugar en el que estaba, (sobre tierra a salvo de las olas normales de las lanchas que pasaban). Pensaba, mira si hubiese embarcado antes de que estos bestias pasaran, me metían entre los árboles de la costa. Nunca había visto olas tan grandes en el Gualeguaychú, tenían más de un metro de altura.
Los pibes de la lancha rápida, (seguramente después del cambio de pañales) siguieron viaje.
Yo, un rato después decidí retornar sin apuro a la ciudad, me vine haciendo algunos apoyos y otras técnicas hasta llegar a “Mi instructor” donde, previo dejar la riñonera colgada de un árbol con la cámara, la radio y otras cosas que no se deben mojar, me puse a volcar al Markopolo y recuperarlo con la cadera. No me resulta fácil recuperarlo una vez que pasó el punto en el que se vuelca y se te viene encima, noto que debo hacer mucha fuerza sobre el riel del que estoy tomado para volverlo a poner boca arriba, pero bueno, ya saldrá. Una de las cosas que me llevaban a la playita de las rayas es la de practicarlo en una zona playa con arena, lo que te permite salir con una ayudita del fondo sin tener que abandonar el bote si el roll no sale.
Luego de hacer unas cuantas rotaciones del kayak metiendo mi cuerpo en el agua, tomé rumbo a la ciudad.
Al llegar veo los dos yates amarrados en el muelle, y un semirrígido de PNA que escoltaba una carrera de natación a la vuelta de la isla, de ahí en más me fui despacio acompañando a los nadadores hasta llegar a la zona de Papaya, ahí andaban unos cuatro o cinco Optimis navegando pero con una tripulación demasiado joven, una nena que estimo apenas tendría cinco años no lograba controlar su embarcación y lo dramático del caso era que se cruzaba frente a una lancha de pasajeros, tipo a las colectivas del delta, que se dedica a pasear turistas. Por suerte que la lancha circulaba a muy baja velocidad y un gomón de apoyo luego de dos intentos logró retener el bote de la chiquita y dar paso a la lancha. Otro de los pequeños veleros se iba contra los nadadores, pero por suerte logró controlarlo su “mini capitán” y salió todo bien.
Pasé frente a Papaya y seguí rumbo a la rampa que está junto al puente Méndez Casariego que fue desde donde zarpé. Al pasar bajo el puente, unos metros antes de la rampa me lo encuentro a Hermann Feldkan, (El Agua Manda) en un tracker que utilizan para pasear turistas por el río. Sin motor a varios metros de la costa. Me acerco y le ofrezco ayuda, primero lo acerqué a la costa y lo amarré a un tronco de árbol que había, luego le pregunto qué quería hacer y qué podía hacer yo por él, me pide que vaya hasta Papaya y le pida a Cucho Rivas que se venga en un kayak con un par de remos para llevar remando el tracker. Me fui hasta Papaya y le comento a Cucho lo sucedido y le pido un par de remos, le digo que se quede el pues yo se los llevaba ya que iba hacia ahí, al llegar le doy los remos, uno era una pala doble de kayak y el otro un remo tipo canoa pero muy cortito, le desato la amarra y la ato a los cabos de vida de mi kayak, mi intensión era la de tirándolos guiarlos, pues salvo Hermann, los otros ocupantes del barco, que eran como seis mas, no tenían ni idea de remar y menos un tracker de unos cinco o seis metros. De ahí en más seguí remando suave pero a “pala llena” bien firme para que el barco marchase, como até el cabo a uno de los costados de mi kayak, este se iba de rumbo por lo que debí bajar el timón y ahí si llevarlo por donde debía, de atrás Hermann me gritaba, “Yuyo, Pa´donde vas? Mira que no tengo control del rumbo”, jajajaj así recorrimos unos 500 metros hasta que apareció una moto de agua de PNA y se hicieron cargo ellos del remolque.
Mierda que es pesado ese bicho pa´ llevarlo a la rastra, igualmente el GPS me marcaba 4 km/h.
Parece mentira, pasaron varias lanchas rápidas a baja velocidad y un par de motos de agua, no hubo una que se detuviera a preguntar, locos, ¿los ayudo?, minga, hacían olas para dificultar mi tarea, pero no tuvieron suerte.
De ahí, una vez que eran remolcados por PNA yo pegué la vuelta y me fui rumbo a mi puerto, cargue el kayak y a casa.
Estuvo bueno y es lindo ser útil en algo, aunque sea tan limitado el poder de ayuda que uno puede tener sobre un kayak para estas cosas, aunque pensaba llegar con el barco a la rastra, me faltaban unos 500 metros más, pero no importaba porque el esfuerzo que hacía era controlado, no a lo loco.
Hermann y todos los demás tripulantes me daban las gracias, desde ya que los saludé y les dije él: por nada, de rigor, pero para mí pensaba, gracias a ustedes que me han permitido ser útil y tender una mano en el río, aunque fuese una sonsera.
Así terminó mí sábado de remo, llegando a casa y enterándome que NOOOOOOOOOOOOOO TENGOOOOOOOOOOOO INTERNEEEEEEEEEEEEEEEEEEETTTTTTTTTTTTTTTTTTTT!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Sobre la isla Martin Chico se han atracado algunos árboles
Algunos buenos señores de un club de nuestra ciudad que "antiguamente pescaba" propusieron dinamitarla para que no les entorpeciera el paso a la regata que anualmente realizan.
¿¿¿¿Les digo lo que pienso????
¡¡¡¡Mejor no!!!!
Aumentan su velcidad, venían uno detras del otro, a muy poca distancia entre ellos y aumentando la velocidad
En plena curva se encuentran con la lancha, ahí vajaron un poco la velocidad pero las olas eran enormes
Temí que sucediera un accidente, es muy raro encontrar naves tan grandes y a alta velocidad
Esa es la lancha que se encontró en plena curva a los dos monstruos, siguió creo que sin motor hasta la costa aguas arriba de donde estaba yo
Los dos yates amarrados en puerto, estos fueron los que pasaron a gran velocidad junto a mi campamento
La lancha de pasajeros tratando de no envestir al optimist que era navegado por una nena muy pequeña la que no sabía cómo navegar
El Optimist N° 8, navegado por una niña muy pequeñita, no lograba controlar la nave y debió ser asistida por la embarcación de apoyo para que la lancha de pasajeros pudiese cruzar. Creo que no es un buen día el elegido para la práctica de esta actividad por pibes tan chicos que aun no tienen un buen control de la embarcación. Cuidado con los accidentes, andan muchos pelotudos sueltos estos días con lanchas rápidas y motos de agua.