domingo, 28 de marzo de 2010

.-Bajada del Río Gualeguaychú-.

Al fin, luego de esperar varios meses por cuestiones climáticas o por el río muy desbordado, pudimos hacer la bajada desde la ruta nacional 14 hasta la ciudad de Gualegauychú.
Valió la pena la espera, aunque aun está un poquito crecido, pero igualmente hemos podido disfrutar de un día excelente.
Los participante: Marcelo y Laura en una piragua. Marie y Agustín en sus kayak Baun singles y yo en mi Markopolo.
El día estuvo espectacular pues no hizo calor, mosquitos solo a la tardecita molestaron un poco y el viento fue moderado.
Zarpamos desde la ruta nacional 14, justo debajo de los puentes. Hasta ahí nos trasladamos en mi auto con el tráiler con las cuatro embarcaciones y en el de Marcelo. Regresaron con nuestros autos dos amigos especialmente contratados para esa tarea, el auto de Marcelo iba a su casa y el mio a la bajada hacia el tiro federal, donde pasaría el día esperando nuestra llegada.
La primera en embarcar fue Marie, luego el cabezón con Laura en la piragua, después yo y por ultimo Agustín.
En la zona de la que zarpamos había mucho barro pero igualmente no hubo problemas.
Ya al comenzar la travesía nos encontramos con un río un poco crecido, muchos de sus arenales estaban cubiertos por el agua, lo que de alguna manera le quita un poco de la belleza, igualmente tiene infinitos paisajes hermosos, sus olores y sus aves hacen que uno se sienta realmente bien y no le den ganas de regresar a la ciudad.
En algunos sectores la corriente nos llevaba y no era necesario remar, pero debíamos ir muy atentos a las piedras que hay en el lecho y a los árboles que son constantemente arrancados de las costas en estas crecidas importantes de nuestro río.
Luego de un rato de navegar llegamos a un lugar llamado "La Tumba", en ese sitio se hallaba una tumba, ya no quedan restos de ella, ni de la casa que existió en ese lugar, solo se puede ver una parte de lo que ha sido un poso de agua, cuyos restos aparecen en una de las fotografías.
En este lugar también están las arenas movedizas, llenas de cangrejos, hoy estas estaban totalmente cubiertas por el agua. Marie y Marcelo desembarcaron para mirar un poco el lugar, luego seguimos viaje río abajo.
La parada siguiente fue el Salto De Mendez, un lugar muy bonito, en el se encuentra un cordón de piedras que corta el río formando un salto, que cuando el río está bajo se transforma en una simple cascada, pero muy hermosa. Con el agua un poco alta como hoy, la zona se transforma en un rápido, ya que, dejando una isla central, parte del agua abandona el cauce principal ingresando sobre margen derecha a una depresión en el terreno que se transforma en río en las épocas de crecida.
En este lugar, el único bote que cruzó por agua fue la piragua, la que se descargó totalmente y navegó Marcelo con los ojos muy abiertos tratando de no chocar con ninguna piedra de las que abundan en esta zona, el resto de los botes los subimos y los pasamos a través del monte aproximadamente unos doscientos metros. El lecho del río en esta zona no perdona, está totalmente formado por piedras algunas muy afiladas.
Antes de zarpar nuevamente hicimos un descanso, tomamos unos mates, algunos sándwich y luego zarpamos, como aun estábamos en zona de aguas rápidas, Laura siguió camino por tierra hasta una playa a unos doscientos metros aguas abajo, en la que embarcó, el resto nos tiramos con nuestros kayak sin problemas. Es bueno aclarar que la piragua tiene riego de vuelco si las aguas la arrastran y se traba contra los árboles de la costa o algún otro objeto que esté en su camino, por lo que se debe tener cuidado al navegarla en estas aguas. Si bien no hay peligro de hundimiento, si se produce un vuelco se puede perder todo lo que en ella es transportado.
De ahí en mas fue todo navegar, uno metros mas abajo pasamos el salto chico, una "S" con una corriente importante y siempre el riesgo de encontrar alguna piedra que nos lastime el casco del bote.
La idea era la de detenernos el la playada de Fiorini para almorzar, pero al llegar a ella nos encontramos con mucha gente y seguimos viaje aguas abajo hasta la playa que tiene la reserva municipal en Las Piedras, una pequeña pero tranquila playa de arena que escapa del monte salvaje, un lugar muy bonito. Área municipal protegida.
Estuvimos ahí reponiendo energías, habíamos recorrido unos 22 km. hasta ese momento.
El siguiente destino; la isla de La Paloma, un lugar alto, totalmente cubierto de arena, con una pequeña playa y cobijado por el monte, muy limpio. Utilizado por pescadores y cazadores y de los otros ejemplares que navegan por nuestro río para acampar por la protección del monte y la altura en que se encuentra, que lo transforma en un lugar seguro si la lluvia aparece.
Al llegar desembarcamos, estiramos un poco las piernas, hicimos un pequeño reconocimiento del lugar y zarpamos nuevamente ya rumbo al puerto final, zona de la ex arenera Giusto.
Llegando a la horqueta se nos hizo de noche, lo que no nos preocupó pues no andaban embarcaciones y la luna alumbraba el camino a seguir. Cruzamos una pequeña embarcación de pescadores con quienes nos saludamos y vimos desde el río que en varios lugares había fogones de otros visitantes.
Aparecieron los mosquitos, fue solo un rato, pero comían con gran apetito estos chicos, el OFF no les hacía nada. Por suerte que fue solo un rato.
Lo que notamos ya llegando era la falta de gente en las costas de los campings y del parque Unzué.
Finalmente llegamos, yo busqué el auto que estaba sobre el asfalto y lo acerqué para cargar los botes y el equipaje. En eso llegó Carlos, el encargado de traer mi auto desde la ruta, que andaba trabajando en su remis y vino a saludarnos.
El resto fue distribuir botes y navegantes y de ahí con Marie a casa, ya con las pilas bastante agotadas.
Un viaje muy bueno, talvez había mas agua de la pensada, pero igual sirve para conocer nuestro río, yo no lo conocía, nada nos impide que dentro de un tiempo no muy prolongado lo podamos recorrer nuevamente pero cuando esté mas bajo, eso si, creo que deberé utilizar el Cessna, el Markopolo es ideal para el tramo final, pero por su longitud no se comporta muy bien en zonas de curvas muy cerradas y corrientes mas o menos importantes.
¡¡¡Un día sin cumbia villera, sin ruido de motores, con amigos y rodeados de naturaleza pura!!!



Puente de la ruta nacional 14, puerto de comienzo de esta travesía.

Marie ya en el agua esperándonos.



El comandante mirando a lo lejos, intentando divisar piedras y de paso, no se lo digan a nadie, haciéndola remar a Laura, (pero de puro caballero no mas)


Un pozo en la zona llamada La Tumba.


Marie desembarcando en La Tumba.


Salto de Mendez, este brazo normalmente no tiene agua, es una depresión en la margen derecha, todo el lecho del río aquí es de piedra, muy agresivo para los cascos de los barcos.

Otra vista del salto.



Este es el salto principal.
Toda la energía del agua a la vista.
Esta zona cuenta con una belleza especial, hasta hace unos años hubo una zona de camping, luego de cambiar de propietarios el campo esta fue cerrada, ¡¡¡Gracias a Dios!!!, pues se estaba provocando mucho daño.



Dos postes clavados en la barranca, quien sabe que función cumplirían.





Se nota la corriente del agua, remolinos por todos lados.


Alguno de los bancos de arena formados por la corriente.


Las costas que no están protegidas por la vegetación son erosionadas continuamente por el agua en períodos de crecientes. Esto hace que la fisonomía del lugar vaya cambiando.


La belleza de los lugares es inigualable.


La tripulación de la piragua, Marcelo y Laura.
Ché, ¿como se llama la piragua?
¿PIRUCHA?





Camino que se interna en el monte de la reserva.


Playa de la reserva municipal Las Piedras.



Zona de acampe, protegida por los árboles, cuenta con un suelo arenoso y además de la sombra es un lugar alto y limpio, lo que nos permite estar seguro frente a grandes lluvias y a visitas extrañas como las de algún yarará, del cual no estamos libre pero se hace mas visible su presencia.


Camino desde la playa hasta la zona de acampe.


Playa de la isla de La Paloma.








El sol se despedía de nosotros dejándonos sus últimos paisajes.


Llegando a puerto

Esta travesía duró 11 horas y 45 minutos y recorrimos según mi GPS 41,8 Km.

miércoles, 24 de marzo de 2010

.-Puente De Los Carros-.

Buscando aguas navegables llegué hasta el arroyo Gualeyán, en el camino a Almada, Parera, etc.
En este lugar existían hasta hace poco dos puentes de madera muy antiguos. Debido a su precariedad han sido reemplazados por un moderno puente de hormigón, uno solo que reemplaza a los dos que había.
Los viejos puentes ya no están más, solo quedan algunos restos entre la tierra removida, también se ha modificado un poco el cause del arroyo, antiguamente eran dos brazos. También encontré muy cambiado el monte en esa zona debido a los movimientos de tierra que se realizaron al construir el puente. Este cambio de aspecto no me molesta mucho pues el monte ahí es muy próspero y se recubrirá rápidamente.

Estas cinco fotos siguientes fueron tomadas por Marie el 7 de Junio de 2009 en un paseo en bici hasta Palavecino.
El puente que se puede ver aquí ya no existe, fue reemplazado por el de hormigón.






Esta es la misma zona pero hoy, 24 de Marzo de 2010




Restos del viejo puente.



Otros restos aun clavados en el lecho del arroyo, hoy sin agua en ese sector.







Este puente está pasando el nuevo puente de hormigón, a poco menos de un km. Perteneció al ferrocarril, un transporte desterrado de esta zona.


"Anduvo la mano del hombre pero confío en que el impacto ambiental no sea muy nocivo".