domingo, 27 de febrero de 2011

.-Por el Gualeguaychú planchado y con bruma-.

Con la sorpresa de levantarme, encender la computadora y encontrarme que no tengo internet, ni teléfono. Hoy domingo rajé buscando un Wi-FI. Esto de encender la PC antes que las neuronas ya es adictivo, las neuronas no importa, pero cuando no hay PC o como en este caso, internet……. Que calentura chamigo, ¡¡¡y ahora quien sabe hasta cuándo no voy a tener!!!, Ufaaaaaaaaaaaaaaa………….

Una terapia complementaria al kayakismo es hacer esto, escribir algo de lo que vi e hice cuando estuve en el agua, y cuando no puedo hacerlo es como que quedo “medio loco” “la cura fue parcial”, no alcanzo el tratamiento y por suerte no vienen “píldoras de kayakismo en el río” para cubrir el déficit.

Así que acá estoy, en lugar ajeno, con mi PC contando lo que viví ayer. Está lleno de ruidos y aromas distintos a los de mi cueva pero igual se adapta.

Ayer sábado, a las cinco de la mañana estaba levantado, preparé el mate, todo lo que llevaría en mi paseo por el río y lo cargué en el auto, cargué el “Fatiga” y salí rumbo a la panadería a buscar galletas para llevar.

A las siete menos cuarto estaba en el agua, habiendo zarpado de la playita del parque Unzué, me dirigía aguas abajo.

Lo primero que hice fue mirar la corriente, con las lluvias el Gualeguaychú está algo crecido y corre, al ver que lo hace muy suave continué con mi viaje. De haber habido corriente mas fuerte tenía pensado tomar aguas arriba para que al regresar, ya cansado, el agua me trajera, pero estaba bien así.

El destino no lo tenía, iba aguas abajo pero no sabía hasta donde, podía ser “La playita de las rayas” sobre el río Uruguay o quedarme en el Gualeguaychú.

Una vez que estaba en viaje decidí entrar en el arroyo Venerato, pero como de pasada me queda el arroyo La Capilla, decidí recorrerlo primero.

Sobre el río había una bruma, niebla o no sé cómo se llama, pero estaba espectacular, recién aclaraba, el sol apenas asomaba y yo ya estaba navegando. Prometía un día hermoso aunque un poco fresco para detenerme en “mi entrenador de roll”, según la radio, la temperatura era de 15 °C no estaba para andar a los zambullones, pero estaba espectacular para remar.

Al pasar por el frigorífico, luego de la guardería se comenzó a sentir el aroma a las lagunas sanitarias, no sé si es impericia o qué, pero están siendo mal manejadas y cuando llueve sale mucha materia fecal sin la correspondiente oxidación al río, una lástima, puede ser que los señores que nos gobiernan a nivel ciudad, ahora que ya se terminan las vacaciones tomen una decisión al respecto.

Pasado este desagradable tramo, seguí rumbo sur, (más o menos) aguas abajo. El sol alumbraba con mucha intensidad, y como recién aparecía, me daba directo a la cara, por lo que debí buscar el reparo de los árboles.

Se notaba un nivel de las aguas un poquito más elevado que lo normal de estas últimas semanas, las playitas habían desaparecido, los sarandíes se apoyaban sobre el agua. Sobre la superficie se notaba gran actividad de peces y en los árboles las aves iban y venían.

Al llegar al arroyo La Capilla ingresé en el, como siempre, hermoso y distinto, un millón de verdes, aves, agua limpia con un suave color a tanino y la superficie un espejo. Me fui hasta el fondo, hasta donde se cierra la vegetación sobre el agua, un poquito antes, pues estando más bajo se puede recorrer unos metros más, pero no valía la pena ir peleando con las cientos de arañitas que tejen sus telas en las ramas que están sobre el agua, y a las cuales hay que atravesar. En un determinado momento se me cayó una sobre el cubre cockpit, de otra especie, esas chatas muy desagradables y de unos cinco cm de diámetro, ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡aaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!, quedó a un costado de las cosas que iban sobre cubierta, empecé a tirar manotazos para que cayera al agua sin voltear lo demás, se metió debajo del aro del kayak y dejé de verla, mas desesperación, sabía que estaba pero no la veía, empecé a pasar el dedo por debajo del aro, de atrás hacia delante, de forma veloz, no quería que me pique y menos que se me suba a la mano. Ahí regresó a la parte superior del cubre y en un manotazo la tiré al agua. Creo que es a uno de los pocos bichos que le tengo real repulsión, a las víboras las agarro con las manos, no tengo problema, pero a las arañas, por chica que sea, no. Por suerte que iba con el cubre puesto, si se cae adentro del kayak me tiro al agua……… jajaajaj

Quedé admirado con la cantidad enorme de especies de árboles y enredaderas que conviven en las costas de estos arroyos, se que solo es una franja ya que el hombre lo destruye para sembrar, pero aunque sea solo una franja, cuanta vida hay en ella, que lástima que se destruya tanto sabiendo que se quita hábitat a muchas especies.

Luego de recorrer este arroyo, regresé al Gualeguaychú y seguí aguas abajo buscando la desembocadura del Venerato que está a unos mil metros de ahí, pasando El Corte y en la vereda de enfrente, sobre margen derecha.

Al llegar en la desembocadura, encuentro a una lancha con pescadores a los que saludo y sigo.

Dicen que este es el arroyo más bello de la zona, no sé si es así o no, pero que al ingresar en el se siente algo especial es cierto, su selva costera en por momentos impenetrable, muchísimas especies de árboles, enredaderas y pastos conviven sobre sus costas de tierra negra. Se mezclan los grandes árboles con especies más pequeñas, todo envuelto en enredaderas florecidas. Acá el hombre ha perdonado un poco, solo un poco más al monte, por lo que es más profundo y da resguardo a especies de animales más frágiles.

Seguí aguas arriba del Venerato, inundado de canto de aves y sonidos del monte. La actividad humana se redujo a un par de botes con pescadores, el resto del arroyo era todo mío.

Al llegar a las canteras de broza que están casi al fondo decido hacer el recorrido ingresando sobre margen izquierda a una cava que fue cantera, pero como siempre digo, nunca está igual, me encuentro con la sorpresa de que han abierto un canal hasta otra cava que está más adentro y que hasta hace poco no se podía llegar por agua. Inmediatamente ingresé en ella. Altas paredes de broza formaban parte de sus costas, se notan aun las huellas de las uñas de las escavadoras que estuvieron trabajando en ella, una cascadita de agua, un par de pequeñas islas en el centro y el ruido de un motor estacionario que no veía.

Me dirigí a la barranca con la cascada y luego al lugar desde donde venía el ruido del motor, al llegar veo que se trata de una bomba de agua para alimentar una arrocera, había un acoplado con combustible y alguna otra cosa más, pero no gente. Di la vuelta, tomé un pequeño video y regresé al lugar por donde había ingresado, tomé aguas arriba nuevamente y llegué al fondo de lo navegable, pero un poco antes escucho otro motor y veo en el agua las manchas de gas oil acompañado del olor característico. Doscientos metros antes de que el arroyo se cierre encuentro un tractor al que le acoplaron una bomba de agua y lo han metido en una zanja artificial que da al arroyo, este es el señor que está tirando combustible al agua.

Junto al tractor hay un campamento con una casa rodante que pertenece a unos fabricantes de jugos y gaseosas de nuestra ciudad, y o sorpresa, es en el mismo campo en el que han tirado una gran cantidad de chatarra al arroyo, hierros retorcidos, alambres, camas viejas, sillas, etc., etc.

Retorné aguas abajo y a las doce de medio día estaba desembarcando por primera vez desde las siete menos cuarto en que había zarpado, tenía todo acalambrado, sobre todo el amigo de allá abajo.

El lugar de desembarco fue el campamento que hay y que siempre visitamos, es un lugar de pescadores o cazadores o ambos, en el que hay de todo un poco, desde parrilla hasta un anafe sin las hornallas, sillas, mesa, etc. Ahí almorcé y seguí viaje, me detuve solo un ratito en ese lugar y no sé si fue eso o el paté que me cayó mal, de ahí en más no viajé del todo bien, sentía un malestar, algo me hizo mal y solo comí unas ciruelas, un durazno, una banana y una lata de paté con galletas. No se asusten, siempre como así, como una bestia, jajajj.

Hice la bajada del Venerato y al llegar al Gualeguaychú tomé aguas arriba, hasta la desembocadura del arroyo La Capilla, unos metros antes hay una pequeña playa de arena en la que desembarqué y preparé unos mates, ahí si me detuve un rato sentado a la sombra de los sauces, tomé mate y recuperé energías para remontar el Gualeguaychú cuyas aguas bajaban.

Llegué a puerto y a las cuatro de la tarde estaba en mi auto rumbo a casa.

Fue un buen viaje, más allá de ese malestar, de la mierda que tiran al río en mi ciudad y del gas oil que tira este gaucho, conciudadano, estuvo muy bueno. Los dos arroyos bellísimos y la bruma sobre el río planchado, hermosa.

Fueron 38,7 km y 8 horas y 58 minutos de viaje.

Hoy probé la pala desarmable Matrix, en realidad la idea es que sea una pala auxiliar, pero resultó ser muy cómoda, es agradable su manejo y tiene muy buen apoyo, se logra una buena velocidad para la frecuencia de paleo que tengo, más allá de ser de menor superficie que la Weir multipropósito.



Al llegar al parque Unzué aun no había aclarado, lo hizo mientras preparaba todo para salir












Río Gualeguaychú, llegando al arroyo Del Cura, intenso olor y el agua sucia, ¿están tirando nuevamente la materia fecal al río sin haber completado el tratamiento?
Vean las manchas sobre la superfície. No me digan que es aceite de las lanchas porque no viene aún con olor a "mierda"





Entrando al arroyo La Capilla


El agua parece un espejo


Un millón de verdes y todos los sonidos del monte






Siempre tiene que aparecer una mancha, lo que se ve al fondo es un bidón de lo que ha sido algún agroquímico


Hasta acá pude llegar, ya no es simple abanzar por la vegetación


Mi pala Matrix desarmable, muy buen desempeño.
El agua tiene un color rojizo por el tanino







Esta es la playa que está justo antes de llegar a la única casa que hay sobre la costa del arroyo


El campamento de pescadores y/o cazadores, es un buen sitio para desembarcar pues el lecho es de broza y hay buena sombra



Descubriendo una nueva entrada, esto no existía, es una entrada a la cantera que estaba cerrada, seguramente se abrió para alimentar la cava pues de ella se está extrayendo agua para una arrocera


Ingresando a la cava, es muy lindo lugar, rodeado de barrancas de broza


Las costas de la cava, se notan las cicatrices de las heridas causadas por la excavadora



Dos pequeñas islas de broza






La pequeña cascada


Retornando a la primer cava, la que ya conocía


El campameto de la segunda bomba de agua, está sobre la otra márgen y aguas arriba de las cavas


El tractor metido en una zanja artificial, construida para que la bomba quede en el agua del arroyo


Gas Oil en el agua, se puede sentir el olor al combustible


El campamento, lugar que siempre visitamos y cada vez que lo hacemos encontramos novedades en el



Acá, en esta playita aguas abajo del arroyo La Capilla, preparé el mate y me senté a recuperar energías para recorrer el último tramo


Junto a ese árbol alto que se ve en el centro de la foto pasa el arroyo La Capilla


Esto se ve desde arriba de esta costa, hay un campo sembrado con maíz o algo similar, no sé bien porque está lejos y no se alcanza a distinguir