A la izquierda está el río Gualeguaychú, a la derecha el arroyo Isleta.
Lo que se ve en esta foto son las llamadas Barrancas Coloradas
Algunos paisajes y cielos "decorados"
A la izquierda está el río Gualeguaychú, a la derecha el arroyo Isleta.
Lo que se ve en esta foto son las llamadas Barrancas Coloradas
Algunos paisajes y cielos "decorados"
Lucía, ha sido un gran placer el haber podido remar con vos este día, la verdad que era una actividad pendiente para mi, espero que no sea la ultima vez, la proxima te prometo mantenerme mas cerca de puerto, asi no se te hace tan largo el viaje y lo puedes difrutar mejor, sin tanto cansancio.
¡¡¡Un beso, hija!!!
¡¡¡Ya sabes que te amo!!!
¡¡¡Gracias Daniela por tu companía!!!
Uno nunca sabe que hay a la vuelta de la esquina, jamás el hombre podrá adivinar lo que la vida le depara.
Desde chico me crié en el monte, subido en los árboles, en contacto con la naturaleza, siempre buscando la costa de algún charco, si era arroyo mejor, pero esto ya “eran paseos de lujo”, lo mas común era sentarme a fumar mientras tiraba algún anzuelo esperando que una anguila mágica se prendiera, digo mágica pues eran charcos en los cuales no existían peces ya que solo se juntaba en ellos agua de lluvia. Pero el sueño del pibe estaba y para que despertarlo si no hacía mal a nadie y estaba en su hábitat.
Recuerdo que días como el de hoy, llueve mansamente, me ponía un piloto todo “finolis” que tenía y me metía en el monte a fumar un pucho, Particulares sin filtro, los de etiqueta roja, la capucha lo protegía del agua. Ahí me quedaba horas entre el canto de algún ave y el sonido de la lluvia.
El sonido del monte, es algo muy especial, solo el que lo ha vivido lo puede disfrutar a pleno, un bicho de ciudad solo sentirá paz y tranquilidad, el bicho de monte ve y siente otras cosas.
Yo, en mi infancia fui un bicho de monte, luego, por razones de la vida me alejé de este, aunque siempre algún contacto tenía, en la costa de algún arroyo o río.
Hoy, dejando casi los cincuenta y un años, he regresado al monte, pero esta vez desde donde mas me gusta, desde el agua, desembarcando desde mi kayak o recorriéndolo con el, cuando, como hace poco, estaba inundado y pude pasear entre los árboles y los pastizales a puro remo. Esto si que es un lujo total, creo que de todas estas experiencias, esta ha sido la que mas me ha llenado el alma y con la que “mas regresé al monte”.
Mucha gente se pregunta que hace este tipo en ese barquito metido, muchas veces solo, en medio de los arroyos, desembarcando en playitas escondidas, donde no hay minas tomando sol, con sus tremendos esqueletos casi desnudos, con música a pleno… yo les digo que estoy en mi hábitat, estoy haciendo terapia, me estoy curando el alma de lo que me cargó la vida en ese tiempo que me alejé del monte.