Salimos con Marcelo pues Marie y Agustín no tenían ganas de salir al río Uruguay. Como a las siete y media lo pasé a buscar por la casa y salimos rumbo a lo Boari, donde dejaríamos el auto y zarparíamos rumbo al río Uruguay y luego de pasada la escollera no iríamos hacia el arroyo El Bellaco.
Ya al llegar a la playa vimos que el río iba a estar movidito pues en el Gualeguaychú había olas importantes. Zarpamos, hicimos el despacho en Prefectura, Puerto Boca (fue mi primer despacho) y salimos rumbo a la escollera, en la isla De Los Cañones Marcelo se detiene para fijar el rumbo en el gps y así evitar chocar con la escollera, yo lo pasé y quedé de espaldas a el, pero la corriente lo trajo hacia mi y con su cubierta chocó el bulon de mi timón y se quedó enganchado, ya las olas eran importantes, pero aun de proa, cosa que las hace muy faciles de navegar. El logró desenganchar los botes, pero me comenta que le parecía que se había agujereado su cubierta. Ya ahí empezó el día marcha atras para mi, fué un punto de inflexión, hasta ahí todo bárbaro, de ahí en adelante se me fueron las ganas de seguir, no dije nada pero ya me quería volver a casa. No dije nada pero me dolía el hecho de que el Churrasco estubiese herido, iba remando y pensando como iba a llevar a Rosario el bote y lo peor, como quedaría esa reparación, ( quiero aclarar una cosa, nuestras naves, las de Marcelo, la de Marie, la de Agustin y las dos mias, son parte de mi, prefiero que me peguen a mi y no que le hagan daño a uno de estos botes, ya son parte de mi vida y no es algo que solo cueste un poco de dinero, hay todo un sentimiento detras). Y para completarla, cuando miro la cubierta del Churrasco, me pareció ver un agujero. Copa completa...
Seguimos hacia el extremo de la escollera, ahi, las olas rompian en esta y se puso muy feo todo, yo totalmente desmoralizado y las olas que nos daban por babor y estribor, una y una, despues me explico Marcelo que eran así pues al golpear contra la escollera regresaban asi que nos pegaba una, seguía hasta la escollera y regresaba golpeandonos pero desde el otro lado, era una batidora realmente y con olas muy grandes, las mas grandes que había visto. Nos detubimos y decidimos regresar pues en algun momento las tendríamos por la banda y sin saber hacer el rolido ni el rescate, es decir reingresar al bote desde el agua, no era aconsejable seguir pues las posibilidades de vuelco eran muchisimas. Creo que no había peligro de ahogarse, pero si de ser arrastrado por la corriente varios km. y pegarnos una paliza muy grande.
Dimos la vuelta como Dios nos ayudó, yo al menos, y entramos al Gualeguaychú nuevamente. Las olas, ahora de popa, seguian dandome duro para un lado y para otro, el riesgo de vuelco seguia y lo peor es que no lograba sacar el kayak hacia el medio del río, me iba para la escollera sobre la margen izquierda.
Por suerte una vez que pasamos la isla De Los Cañones llegó la calma, pasamos nuevamente por Prefectura, Marcelo les avisó que cerraran el despacho y nos fuimos a puerto boca que estaba vacío a practicar el auto rescate.
El probó hacer el rolido, pero la pala muy fina y el bote desconocido no lo ayudaron así que no le salió.
Estubimos un buen rato, tomamos unos mates y despues regresamos a lo Boari donde nos esperaban Laura y los gurises con choripan.
Ya en puerto boca, me fijo en la avería del Churrasco y por suerte fueron dos rayoncitos nada mas. Da lastima igual, pero eso uno ya sabe que rayones se va a llevar siempre por el tipo de navegación que hacemos.
Completamos el día, yo mas a la tarde me crucé hasta el arroyo San Lorenzo y lo navegué hasta donde está tapiado y regresé a la playa, un rato de charla, Marcelo siguió probando el rolido pero sin suerte y luego cargamos y nos vinimos.
Ayer domingo fué distinto. Hace ya varios meses que le tenía prometido a Eduardo Vega que lo llevaría a remar, este es uno de los culpables de que yo este metido en esto, así que habíamos quedado que como a las nueve de la mañana del domingo el me tenía que llamar por teléfono y yo cargaba los botes y nos íbamos hasta el puente Mendez Casariego y de ahí zarparíamos, solo a dar un paseo pues Eduardo temía por su falta de estado físico, así que lo dejé elegir el ritmo y la distancia a recorrer, yo me dediqué a acompañarlo, le saqué algunas fotos y charlamos todo el viaje.
El paseo duró una hora y veinte minutos y recorrimos casi seis km. a una velocidad media de 4 Km/H. ¡¡Manso nomas!!
Luego se nos vino la lluvia, justo cuando llegamos a puerto, así que mientras cargamos los botes nos mojamos hasta el alma, pero no hacía frío así que estuvo todo bien.
Eduardo quedo prendido para una próxima, tengo que organizarme para llevarlo no cuando salimos en nuestros viajes de los sábados en los cuales recorremos muchos km y a mayor velocidad, hasta que se adapte, después si le vamos a dar pa´que tenga y pa´que guarde. Y donde se queje le tumbamo´el bote y lo dejamo´flotando en el medio el´río, que puta!!!
Quedan algunas fotos, del San Lorenzo y de Don Eduardo Vega.
(¡¡MEDIO PARECIDO A DON PILUSO CON ESE GORRO!!)
Señora, EHHH, señora, es el viento que le infló la remera ché, no está armado el hombre......
Ese tipo de arma tampoco,...... ¡¡¡chancha!!!
De acá para adelante las fotos pertenecen al arroyo San Lorenzo
Demás esta decir que está realmente muy bonito y con mucha vida.
1 comentario:
Che, bigotudo pelot... recién me doy cuenta que te hiciste problemas por los rayones del churrasco... Hermano... no son rayones, son marcas de guerra... Si son necesarios o inevitables esos rayones pa disfrutar de lo que disfrutamos, le voy a dejar la cubierta, cubierta de rayones...
Lo importante del kayak, es lo que te brinda, y los rayones, son como las arrugas en la piel de las personas... Hay quienes se averguenzan de ellas, para mí, es el mapa de su vida...
Un abrazo Bigote!!!
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