domingo, 7 de marzo de 2010

.-Arroyo Gualeyan-.






Marcelo preparando su regreso.
Hasta acá fueron once km.


"Si Laura, ya voy enseguidita pero ¡¡¡NO ME PEGUES AL LLEGAR!!!"


La playita con la terraza de arena, espectacular para acampar o simplemente pasar el día.


Las siguientes cinco fotos son del arroyito frente a puerta del sol, muy lindo, aves y peces en cantidad, estres: nada






Así estaba el río al zarpar.


Mi barco en la playa que elegí para almorzar y descansar un rato en mi hamaca.
Lo único feo, el ruido a lo lejos de los vehículos en la ruta catorce.
La próxima vez que vaya para ese lado pediré a la caminera que corte el transito, jejejeej.
Che negros, paren todo que El Yuyo está descansando, no hagan bulla chamigos.
¡¡¡Que barcazo teni negro!!!

Pensando a quien va a joder esta semana para poder salir a remar el sábado que viene


Garzas blancas, había muchas, algunas sobre los árboles en los que había colgado mi hamaca. No me dejaron dormir mucho, pero tampoco me cagaron la cabeza. Si hubiese estado Marcelo si porque es imposible errarle












Este sábado le tocó al arroyo Gualeyan. Salimos con Marcelo desde el puente Mendez Casariego, aguas arriba por el Gualeguaychú.
De ida entramos en un pequeño arroyo muy lindo que está ubicado sobre margen izquierda frente al balneario Puerta del Sol, luego continuamos viaje hacia la horqueta, lugar en donde desemboca en el Gchú. el arroyo Gualeyan. Al llegar tomamos por este sin tener fijo un destino. Marcelo debía regresar pues estaba comprometido con su familia para navegar, yo seguiría solo hasta donde me dieran las ganas y las fuerzas.
La idea era la de llegar hasta el Gualeyancito en su zona navegable. Fue así, llegue hasta una zona donde la vegetación cubre el arroyo y ya se complica bastante el navegarlo sin utilizar el machete. Ya a esta altura estaba un poco cansado y a varios km de puerto, por lo que decidí dejar esa travesía para otra oportunidad.
Antes de que Marcelo regresara desembarcamos en una playita sobre margen izquierda en la que nos encontramos con la sorpresa de tener una pequeña terraza de arena entre los árboles, muy limpia, ideal para acampar o pasar el día simplemente. En ella se pueden armar carpas, cocinar, pescar y hasta se pueden subir los botes para tenerlos a la vista por si aparece algún chico con malas mañas.
Una vez que pase la ruta 14, ya iba solo, ahí muy cerca encontré una playa de arena y muy buena sombra, en ella acampé, armé mi hamaca paraguaya y preparé mi almuerzo, asado de milan y queso, el monte ahí está muy limpio abajo, y los árboles dan una sombra muy buena, asi que se puede pasar el día tranquilamente. Mosquitos casi no había y si muchas aves, chicharras y peces, asi que estaba en un paraiso. Luego de comer me acosté un rato en la hamaca y entre al mundo de los sueños por algunos minutos, me despertaron las garzas que revoloteaban en los árboles cerca mio.
Una ves repuesto del viaje hasta ahí, seguí aguas arriba, remando tranquilo, sacando fotos y disfrutando el paisaje, en un momento despues de pasar una pequeña isla me encontré con la vifurcación del arroyo, a la derecha, el Gualeyan propiamente dicho, a la izquierda el Gualeyancito, tomé por este hasta el fin de lo navegable, es un hermosisimo arroyo, lleno de vida y vegetación.
Luego emprendí el regreso, al pasar nuevamente por la vifurcación miré como para entrar un poco en el Gualeyan, pero estaba muy cansado ya, lejos de mi puerto, se veia muy tapado por árboles y no hace mucho ya lo había recorrido, asi que desistí y tomé rumbo a casa.
El regreso muy lindo, paré en tres oportunidades para estirar las piernas y ver si aun tenía "colita", para los que no saben de kayak, es la parte que mas sufre, llega un momento en que te dan ganas de bajarte y regresar caminando, jejjee.
Al llegar a puerto lo llamé a Marcelo, pues si estaba en la zona con su familia tomariamos unos mates, me atendió y me dice,"Venite, estamos acá, en los paraisos" .....ja ja ja. a mas de 7 km, y yo en estado deplorable, super cansado, "DESACIDO" decía un amigo mio. asi que desembarqué, y regresé a casa.
Al llegar, antes de guardar el bote lo lavé con un poco de detergente pues traia las marcas de aceite y quien sabe que otra sustancia. Lo guardé y listo, terminado mi día de remo.
Fué, como siempre un día muy bueno, recorri algo mas de cuarenta y un km y duró mas de diez horas.
¡¡¡VALIÓ LA PENA!!!

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