Con el nivel del río a esta altura y con poca vegetación por el invierno, se encuentran gran cantidad de pequeñas playas de arena en las que se puede desembarcar.
Este es uno que hace mucho que está muerto, lo encontré colgando de una rama, en principio pensé que podía estar enganchado en un anzuelo, pero no, era uno de sus bigotes que estaba enrollado al gajo.
Hoy, como a las once de la mañana zarpé desde el puente Méndez Casariego rumbo a la isla del corte, mi intención era la de acompañar a estos tres palistas en sus últimos km de travesía. Me fui despacio, tomando fotos, mirando las costas, haciendo tiempo, la idea era salirles al cruce cuando nos encontráramos. No fue así, remando y remando llegué a la isla del corte, tomé por este para preguntar a los habitantes de la isla por los muchachos, pero no fue necesario, a los pocos metros me encontré con los dos kayak y con Hermann Feldkam a quien saludé y le solicité permiso para que me permitiera escoltarlos hasta la ciudad, desde ya que accedió muy amablemente y ademas me invitó a desembarcar mientras terminaban de cargar los botes.
Ahí tuve la segunda gran experiencia, la primera fue la de poder acercarme a los muchachos, (soy medio timorato) la segunda fue ver las lágrimas de emoción de Don Montenegro, el dueño de casa que acogió a los palistas en la isla, al despedirse. Esta es la gente simple, humilde hasta mas no poder, pero con esa bondad, sencillez y esa cosa que se encuentra en los montes y las islas que te hacen sentir muy bien.
Una vez que los muchachos cargaron todo zarpamos rumbo a la ciudad, habían pasado 86 días desde que comenzó este viaje y ya estaban en los últimos km.
En el viaje me contaron algunas experiencias de este viaje, pero le dejo a ellos eso, ya darán una charla y podremos escuchar "La Bitácora De Sus Kayak".
Yo muy feliz por haber podido recibirlos y muy agradecido porque aceptaron que los escoltara hasta nuestra ciudad.
¡¡¡Un abrazo a los tres!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario