La propuesta de hoy sábado era la de utilizar de puerto esta playa y tomar aguas arriba el Gualeguaychú hasta el salto de Méndez o hasta donde se pudiera.
Cargué el kayak y los demás elementos y me fui rumbo a la zona llamada Las Piedras, lugar en el que se encuentra nuestra reserva municipal y un muy bonito, aunque pequeño, arroyo las piedras, el balneario y camping Los Pinos, sobre este arroyo al que se le construyó un dique y a modo de control de nivel, algunos caños por los cuales cruza el agua en días de lluvia ya que este es un arroyo que recoge el agua de los campos linderos.
Pasando el arroyo y su precario puente llegamos a lo de Fiorini, un lugar que existe desde siempre pero que permaneció cerrado por algún tiempo. Hoy uno de sus propietarios lo está preparando para recibir familias, turistas y acampantes con ganas de pasar un tiempo en contacto con la naturaleza, en lo agreste pero bello de esta zona.
Hoy hablando con su encargado, el "Flaco", me comentaba que pretenden un ambiente familiar, bien tranquilo, con gente que por sobre todas las cosas respete a la naturaleza y a los demás acampantes. "No queremos gente escuchando música a todo volumen o con ondas, rifles o cortando árboles para hacer leña. Desde ya, las armas de fuego o la tan popular trampera o gomera están totalmente prohibidas (por suerte)".
Como estaban trabajando en la calle, rellenando algunos bajos y acomodando un poco el camino debí llevar el kayak de tiro, por suerte que pensando en esa posibilidad había llevado el carrito, de lo contrario se me hubiese puesto peliagudo llevar el bote mas de cien metros por la arena.
Al llegar a la playa veo un bote que andaba navegando, pero no le presté atención, pero al llegar al agua, desde una parte alta del arenal veo un trailer, que sorpresa, el trailer que construí hace mas de quince años para un pequeño bote que tuve y que por no utilizarlo lo vendí para comprar la primer computadora para mis hijas y para mi. Fue todo un tema el vender ese bote pues Marie, mi hija mayor, se oponía, a ella le gustaba navegar, yo ya había quedado viudo y ella quedó con ese sentimiento frente a esa actividad pues la compartíamos en familia. Yo en verdad ya no utilizaba mas el bote pues había vendido una furgoneta que era la que tenía enganche y el auto que me quedó no, así que el bote dormía en casa y ademas después de todos estos sucesos estaba mas acomodando ideas que pensando en remar, además las gurisas eran chicas y la computación se venía y yo quería avanzar, no quería quedarme. Así que la convencí y vendí "La Cotorra", hoy llamada "Septiembre" pues a sus actuales dueños no les gustaba el nombre, y compramos la computadora.
A eso de las diez y media mas o menos estaba zarpando con rumbo al salto.
El río en esta zona es muy bello, esta bastante bajo, por lo que se ven costas con mucha arena y también grandes piedras en su lecho, así que debía cuidar el casco de "El Chupamenta".
El día estaba hermoso, hacía calor y había algo de viento, entre los árboles un mundo de aves, sobre todo cardenales, cientos de ellos cantaban y muchas aves de otras especies que revoloteaban de un árbol a otro.
En algunos lugares debí buscar por donde pasar pues el kayak quedaba varado en la arena.
Verán en alguna de las fotos uno de estos lugares en los que descendí y caminé mirando las huellas de las aves en la arena, estaba para quedarse a tomar mates en esos arenales, llenos de peces en sus playas, grandes cardúmenes de sabalitos y bogas, una belleza. Luego de tomar unas fotos seguí aguas arriba, sabía que me encontraría con una corredera y mi duda estaba en si la podría cruzar, en como estaría el nivel del agua sobre el lecho de piedras y en lo principal, si yo estaba capacitado para hacer que mi Markopolo remontara ese río.
Luego de pasar por el muelle, (muy bien construido con hormigón y madera dura) que pertenece a la estancia Teyú Cuaré. Llegué a la tan mentada corredera, estaba bajo el nivel y corría un poco, así que sin muchas vueltas le apunté la proa y le metí remo, a mitad de su longitud debí corregir un poco el rumbo pues el agua al correr describe una curva y lo llevó de proa hacia un costado, lo solucioné rápidamente con un par de paladas de un lado y ahí si, otra vez varias paladas firmes y remonté fácilmente este paso. Seguí buscando mi meta, llegué a una zona llamada "El Bonete", que es un meandro que hace el río, pero que con un poco mas de nivel se lo cruza derecho, sin dar la vuelta. Hoy el nivel era bajo así que debí dar la vuelta, aunque vi un segundo corte hecho por el agua pero lo dejé para recorrerlo al regresar. Cuando iba navegando por el meandro me descuidé y quedé varado, sobre la costa interna de la curva estaba muy playo y sin darme cuenta quedé "colgado" debí retroceder un poco y retomar por el exterior de la curva. Me llamaron la atención la cantidad de peces que salían espantados por mi presencia, (seré tan fiero che???).
Una vez pasado El Bonete llegué a la zona de "los troncos" son dos troncos ubicados en voladizo en una barranca, en la parte superior, seguramente en ellos han apoyado alguna bomba de arrocera o algo así, la verdad que no se.
En esa playa nos detuvimos a almorzar en la travesía Río Gualeguaychú-Club Neptunia.
La playa estaba un poco mas ancha al estar mas bajo el río, me vinieron un montón de recuerdos en ese momento, me faltaba toda la gente, el Capitán Burbuja buscando donde desembarcar, Pablo haciendo su sopa, el Topi Medina subido a la barranca, debajo de los troncos sacando fotos al grupo, David en su bote Extremo........ Juan Pablo llegando con su copiloto, la perrita que antes de llegar a la costa se zambulló y llegó nadando al lugar que estábamos y desde ya, al sacudirse mojó a varios, jajaaja.
Seguí mi camino, luego de un pequeño tramo empecé a ver un bote rojo a la distancia y gente, a medida que me fui acercando me dí cuenta que eran varias piraguas y un grupo de chicas y muchachos, algunos entre el agua. Al acercarme me dí cuenta que estaban luchando para sacar una de las piraguas que se había volcado por la correntada y estaba atracada contra unas enormes piedras. Totalmente hundida, la fueron sacando hasta que salió de las piedras, pero con el serias averías, había perdido su popa y tenía una rajadura vertical que llegaba desde el borde hasta unos pocos centímetros por sobre la línea de flotación. Por suerte los pibes estaban todos bien y lograron recuperar todo lo que se fue al agua al volcar. En total eran cuatro piraguas y un kayak del tipo río-mar, creo que pertenecían al club Central Entrerriano, no quise preguntar mucho. El grupo era comandado por un señor mayor (sesenta y algo) al que llamaban profesor y que los dirigía. Me dió la impresión de que solo uno de los pibes era de Gualeguaychú pues lo conocía, el resto parecían ser turistas por su tono "aporteñado". Dentro de lo que fue la rotura de la piragua, tuvieron suerte pues se perdió la popa pero es de esas que el asiento les sirve de mamparo por lo que este la cerraba y no dejaba entrar agua, así que cargaron lo pesado en el extremo sano, (bidones con agua en proa) y los aislantes y otras cosas livianas y cruzaron el río para detenerse a almorzar bajo una sombra que había. Yo dí por terminado mi recorrido ahí pues ya estaba a muy pocos metros del salto de Méndez, (creo que esto es el salto chico, corregime Cabezón), para cruzar debía meterme al agua, caminar por sobre estas rocas enormes con mas de un metro de agua y llevar de tiro el kayak, luego de ahí podía remar unos quinientos metros y ya estaba el salto, así que no se justificaba el esfuerzo, además debía pasar de regreso de la misma manera pues había muchas rocas en el camino y de cruzar remando corría el riesgo de romper el casco. No me gustó la idea y pegué la vuelta.
Regresé hasta la playa en la que almorzamos en la travesía y me preparé mis clásicos sanguches, esta vez totalmente austeros, mortadela y queso con pan Felipe.
De postre unas bananas, agua y a retornar a puerto.
Llegué nuevamente a El Chupete y a pesar de que tomé por el mismo camino que de ida, al llegar al arroyito que lo corta lo remonté para conocerlo, se podía navegar bien, aunque aguas arriba, en la entrada estaba muy playo y el lecho es de unas piedras pequeñas pero que hacen sufrir el casco. Tomé algunas fotos y desande el camino hasta llegar nuevamente al cauce principal.
De ahí en más fue todo remar, tomar algunas fotos y disfrutar del paisaje hasta llegar nuevamente a la playada de Fiorini.
Una vez en tierra me dirigí hasta donde estaba una familia acampada, los que tenían "La Cotorra" a los que les había dejado el carrito del kayak para no llevarlo.
Cargué el bote en el carro, lo llevé como doscientos metros hasta el auto pues estaban rellenando con tierra el camino, así que me salió paliza, luego pasé todas las cosas al auto, cargué el bote sobre el porta equipaje, pagué la entrada, charle un buen rato con el encargado, muy macanudo, y retorné a casa.
Fueron cinco horas y casi cuarenta minutos de navegación y 19,7 km.
No llegué al salto de Méndez, pero no importa, la meta era ir hasta donde se pudiera sin correr riesgos innecesarios y así fue.
¡¡¡Estuvo bueno!!!
Les quise correr a estos con mi Markopolo, pero no se animaron, que cagones!!!
Arroyo Las Piedras, atraviesa la reserva municipal, es muy bonito, su lecho está cubierto de arena y es de muy poca profundidad, corre en una galería formada por el monte autóctono, está lleno de vida.
Las enormes rocas que han sido desprendidas por las aguas realmente impresionan.
La fuerza del agua cuando llega la época de lluvias y este manso cauce se convierte en un torrente agresivo y azota sus costas con toda la furia.
Si ven detenidamente esta foto verán hasta donde está la arena en el río, queda solo una pequeña franja para navegar sin quedar varado.
Rocas a la vista, hay que navegar con cuidado, igualmente yo de regreso me tragué como tres por venir sacando fotos y distraído, me slve porque venía muy despacio.
La corredera vista desde aguas arriba, de regreso estaba mas planchada, se ve que el caudal de agua había bajado un poco.
Los pibes y pibas con sus piraguas, un vuelco en plena corredera provoco la rotura de una de las piraguas.
Todo se fue al agua pero lograron rescatarlo. En piraguas es conveniente llevar todo en tachos de pintura, esos de 20 litros en los que viene el latex, con tapa hermética, si volcás quedan flotando y nada se moja ni se pierde.
Cuando ves las siguientes fotografías te das cuenta lo que había debajo nuestro el día de la travesía, jajaaj, de terror, ni nos enteramos ese día de lo cerca que estaban las piedras de nuestros cascos.
No recuerdo quien estaba aguas arriba de este salto indicándonos que remáramos rápido así era mas fácil mantener el rumbo y controlar el bote en la corredera.
El paso está demasiado feo, para cruzarlo hay que ir caminando por sobre las piedras sumergidas y llevar el kayak de tiro.
El grupo de chicos cruzaron para almorzar a la sombra de los árboles.
El azul del cielo es increíble.
Por sobre ese banco de arena y pedregullo pasamos navegando el día de la travesía, para que vean que bajo está el río.
Muy poco nivel de agua en algunos lados.
Igualmente el río es hermoso, creo que me gusta mas cuando está así, con poca agua, mostrando sus secretos.
Quien sabe que hubo aquí, creo que fue un puerto por donde se cruzaba piedra para la construcción de la ruta provincial N° 20.
1 comentario:
Buenas googleando un poco encontre su articulo. Nosotros somos un grupo de kayakistas q hace mas de 10 años q bajamos el rio gchu desde la ruta 39 hasta los saltos de mendez. Este ultimo lugar lo hemos tenbia q obviar ya q lo privatizaron y no nos dejan q nos vayan a buscar. Por lo tanto hemos estado terminando la travesia en el puente de la ruta 14. Buscando un poco mas abajo de donde parabamos siempre encuentro la playa y camping de Fiorini. Me gustaria obtener informacion de como llegar por tierra ya q por ser de concep del uruguay nos tienen q ir a buscar. ojala pudiera ayudarnos con la informacion. Desde ya si se interesa por informacion de como es el rio mas arriba o quiere fotografias no dude en contactarme. le dejo mi mail yotupo@hotmail.com. dede ya muchas gracias !! VILELA PABLO JULIAN
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