La Bitácora De Mi Kayak

Recorriendo el arroyo las piedras.

El Kayak y La Naturaleza

El kayak, asì como la piragua y las canoas, te permiten navegar por zonas en las que otras embarcaciones no pueden, su pequeño calado, el hecho de ir "tan bajito", tocando el agua con las manos, hacen de esta embarcaciòn la ideal para realizar esos paseos tan especiales.
Cuando recorres un arroyo, entre las ramas de los arboles que acarician el agua, nuchas veces de muy poca profundidad y escuchas a las aves, algun sambullòn de un carpincho o una nutria, te das cuenta de que vale la pena el pequeño esfuerzo de remar durante algunos km.
Si me dan a elegir: Dame un arroyo, "bien torcido", entre el monte, el mate, un poco de pan, fiambre y algunas frutas, y desde ya mi nave, no me vengas con Mar Del Plata, ni boliches llenos de ruido, acà, a pocos km de mi casas esta mi tiempo libre.

De regreso al monte.

Uno nunca sabe que hay a la vuelta de la esquina, jamás el hombre podrá adivinar lo que la vida le depara.

Desde chico me crié en el monte, subido en los árboles, en contacto con la naturaleza, siempre buscando la costa de algún charco, si era arroyo mejor, pero esto ya “eran paseos de lujo”, lo mas común era sentarme a fumar mientras tiraba algún anzuelo esperando que una anguila mágica se prendiera, digo mágica pues eran charcos en los cuales no existían peces ya que solo se juntaba en ellos agua de lluvia. Pero el sueño del pibe estaba y para que despertarlo si no hacía mal a nadie y estaba en su hábitat.

Recuerdo que días como el de hoy, llueve mansamente, me ponía un piloto todo “finolis” que tenía y me metía en el monte a fumar un pucho, Particulares sin filtro, los de etiqueta roja, la capucha lo protegía del agua. Ahí me quedaba horas entre el canto de algún ave y el sonido de la lluvia.

El sonido del monte, es algo muy especial, solo el que lo ha vivido lo puede disfrutar a pleno, un bicho de ciudad solo sentirá paz y tranquilidad, el bicho de monte ve y siente otras cosas.

Yo, en mi infancia fui un bicho de monte, luego, por razones de la vida me alejé de este, aunque siempre algún contacto tenía, en la costa de algún arroyo o río.

Hoy, dejando casi los cincuenta y un años, he regresado al monte, pero esta vez desde donde mas me gusta, desde el agua, desembarcando desde mi kayak o recorriéndolo con el, cuando, como hace poco, estaba inundado y pude pasear entre los árboles y los pastizales a puro remo. Esto si que es un lujo total, creo que de todas estas experiencias, esta ha sido la que mas me ha llenado el alma y con la que “mas regresé al monte”.

Mucha gente se pregunta que hace este tipo en ese barquito metido, muchas veces solo, en medio de los arroyos, desembarcando en playitas escondidas, donde no hay minas tomando sol, con sus tremendos esqueletos casi desnudos, con música a pleno… yo les digo que estoy en mi hábitat, estoy haciendo terapia, me estoy curando el alma de lo que me cargó la vida en ese tiempo que me alejé del monte.

Draga hundida

Nuestro río Uruguay, su hermoso paisaje, su flora y fauna, sus bancos de arenas blancas y aguas claras, lo hacen muy atractivo para los que gustamos de la naturaleza.
Hoy en día, dos pueblos estan separados por el accionar inescrupuloso de quienes quieren llenar sus bolsillos sedientos, aun sabiendo que lo destruyen.
He tenido la oportunidad de navegar un pequeño tramo de este río, es fascinante y a su vez se torna un desafío pues los que hemos vivido cerca de sus costas y alguna vez lo navegamos, sabemos de lo peligroso que se torna cuando "se enoja", una prueba de ello es esta draga hundida hace ya muchos años. Dicen que al llegar la tormenta estaba amarrada de proa y popa y no dió tiempo a quitar una de esas amarras, la tripulación dormía y llego el viento por la banda, el resultado, una vuelta de campana. Costó varias vidas.

Paseo por el arroyo Isleta

Este es un arroyo que desemboca en el río Gualeguaychú, a un km y medio aguas abajo de la reserva "Las Piedras".
Es un lugar hermoso, lleno de aves, y rodeado de lo que se llama monte negro, tierras blancas, cubiertas por algarrobos, ñandubay, talas, espinillos, coronillos y las infaltables tunas con sus espinas muy largas y blancas, con una especie de traba en su punta, la que hace que se quede clavada en nuestro cuerpo al golpearla, muy dolorida, hay que quitarla de un tiron rápido y sin pensarlo, jejje, realmente son muy doloridas.
Cuando realizamos este paseo el arroyo estaba muy bajo, con lo que se lograba ver perfectamente el fondo cubierto por piedras de gran tamañoy aristas afiladas y arena en otros sectores. Aclaro lo de estaba muy bajo, pues este arroyo recoge el agua de lluvias de una vasta zona y lo torna muy correntoso.
Espero que disfruten de estas fotos, para nosotros ha sido un exelente paseo.